jueves, 15 de agosto de 2013

Capítulo 1

Estaba sentado frente al computador pensando en tantas cosas a la vez que no pensaba realmente en ninguna, su cuarto oscuro y a la vez iluminado por un gran ventanal que daba de frente a una autopista atiborrada de carros y gente, si miraba mas hacia su derecha encontraría una biblioteca gigantesca, hecha en ladrillo naranja, en forma circular y que desde cierta perspectiva parecía un OVNI aterrizado sobre una base circular, un parque gigantesco la rodeaba, a su izquierda un montón de edificios torcidos, como el suyo, que se peleaban entre si para no caer de bruces frente a la autopista; su cuarto tenia una vista especialmente panorámica de la ciudad, no era una ciudad particularmente bella, de arquitecturas tan diversas que parecía un vomito de ideas sobre planos, pero eso era lo que mas le gustaba a el de su ciudad, de cierta forma sentía que eso representaba a su ciudad, a su gente y a la sociedad que la rodeaba.

De repente el silencio que lo emborrachaba en su cuarto se rompió, mas al fondo se escuchaba a alguien gritar:

 -Camilo!! Camilo el almuerzo esta servido! Camilo pasa a la mesa antes de que se enfríe.

Era su madre, una mujer que trabajo toda su vida en una misma empresa y ahora se encontraba jubilada.

- Ya voy mamá

Contesto Camilo sin mover un musculo de su sitio, era como si su cerebro no quisiera gastar energía en levantarse a comer, como si eso de repente ya no importará y necesitara de otro tipo de alimento para si mismo, luego de echar un largo suspiro Camilo se levanto de su escritorio y empezó su viaje hasta el comedor del apartamento, allí, sentada lo esperaba su madre.

- Si sabes que ya no tienes que hacer esto por mi ¿cierto?

Le increpo Camilo con cierto alivio de que lo siguiera haciendo.
Su madre asintió con la cabeza y lo miro a los ojos.

- Se que sigo siendo tu madre y luego de lo que te paso me preocupa que no comas.

Camilo agacho la mirada y sintió como sus entrañas se revolvían, el solo recordar el episodio era demasiado para el, le daban ganas de vomitar, pero ya no había nada que expulsar; no comía desde el martes y ya era sábado. De cierta mala gana cogió el tenedor y empezó a llevarse la comida a la boca, ya nada le sabía a lo mismo, sentía un sabor genérico en su boca, no sabía como describirlo pero sabía que no le gustaba.

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